La tibia brisa primaveral baña su espacio. Ese lugar donde cada dia dormita placidamente, tranquilo, sin ser molestado, alejado de cualquier percance; esa agitada ciudad donde el bullicio hace eco siempre en su ya maltrecho sistema nervioso; Marejadas de estaciones pueden labrar nuestras vidas dejando huellas inequivocas, pero el gatuno rutinario como sumiso de sus propias emociones regresa, en el mismo horario, dando tumbos, contrariado pero como roca. Te lo encuentras ahi en es mismo sanatorio, te acercas como queriendo drogar esa escena, sin embargo te detecta, te observa, te vacila, y tras una breve pausa donde ambas miradas se empujan solo te brinda un bostezo; nadie puede contaminar las aguas que lo celan, el es victima y tu nada podras hacer, solo dar media vuelta e irte bien lejos.
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